Ambtio Financiero, 11 de enero de 2000 Tuvo gran cierre la cumbre del jazz en Punta del Este La estupenda violinista Regina Carter demostró que no hay instrumentos “extraños” al jazz en la noche previa al cierre del festival internacional más importante de Latinoamérica |
Escribe Ricardo Salton (Enviado Especial) |
5º Festival de Jazz en el Tambo. Actuación del Cuarteto del Tambo, con O. Fattoruso (batería), D. Urcola (trompeta), D. Eskenazi (piano) y F. Righi (bajo); R. Carter (violin), con J. Patitucci (contrabajo), R. Rosnes (piano) y T. Lyne Carrington (batería); T. Blanchard (trompeta) con D. Pulphus (contrabajo), Brice Winston (saxo tenor), Heric Harland (batería), E. Simon (piano) y A. Fletcher (saxo alto); E. Monteiro (acordeón, voz) con P. D'Rivera (clarinete, saxo alto); B. Williamss (contrabajo), con C. Allen (batería) y B. Childs (piano); y B. Golson (saxo tenor) con Rosnes, Carrington y Patitucci. Invitados: O. Feldman (saxo alto), L. Andrade (voz) y D. Encina (trompeta). (Tambo El Sosiego de Lapataia, Punta del Este, 7 y 8 de enero). Las dos noches finales reafirmaron el muy alto nivel que tuvo toda la quinta edición del Festival de Jazz en el Tambo. Caracterizado esta vez por la presencia de nombres legendarios, de brillantes saxofonistas y de algunas sorpresas tímbricas. Cada noche -en una buena rutina que se repitió también en las dos últimas- la apertura estuvo a cargo del cuarteto “de las casa” que integran Diego Urcola, Darío Eskenazi, Federico Righi y Osvaldo Fattoruso, a quienes se suman como invitados Oscar Feldman y Paquito D'Rivera. El viernes, terminada la actuación del grupo anfitrión, comenzó su concierto un trío integrado por Terry Lyne Carrington, John Patitucci y Rene Rosnes. Temas como “Transition” de Patitucci o “Round Midnight” de Monk mostraron la buena técnica y la capacidad improvisatoria de la pianista, y el dominio del instrumento y el liderazgo del contrabajista. Pero todo cambió cuando se sumó a ellos la ascendente Regina Carter. No porque el trío descendiera en sus méritos sino por la apabullante presencia escénica, el virtuosismo y la musicalidad de esta artista que toca un instrumento extraño para el jazz. Arrancó con toda la potencia con “Tico Tico no fubá” y se puso al público en el bolsillo. Instrumento Después tocó un blues de Ellington haciendo sonar el violín como si fuera una guitarra eléctrica, “cantó” con el arco una pieza de Billy Holliday, hizo jazz con “New York style” de Kenny Barron, y convenció a la gente de que cualquier instrumento puede servir cuando hay cosas para decir y talento para expresarlas. El cierre para la tercera noche llegó con el trompetista Terence Blanchard. Contemporáneo de Wynton Marsalis y seguidor de la misma escuela de rescate del bop tradicional. Blanchard mantuvoi un clima oscuro durante todo su set acompañado por un quinteto de excelentes solistas. De entre ellos, vale la pena destacar al contrabajista David Pulphus y, sobre todo, al saxofonista alto Aaron Fletcher, un joven de apenas 20 años que seguramente dará mucho que hablar. Monteiro Después de una nueva apertura por el grupo del tambo, la noche del sábado tuvo en su primera parte otra de las sorpresas tímbricas del 5º festival: la presencia del acordeonista norteamericano-de origen portugues- Eddie Monteiro. El músico usa un instrumento midi por lo que el sonido tradicional del acordeón queda oculto detrás de timbres de piano, vibráfono o contrabajo. Lo primero que hizo fue una bossa nova que cantó acompañándose el mismo e improvisando sobre ella. Luego se le sumó D'Rivera con el clarinete o con el saxo alto y fue el cubano quien se quedó con los mejores momentos del set. ”Tico Tico”, “Lecuonerías”, -un popurri de temas de Ernesto Lecuona - un título de Tommy Dorsey sirvieron para mostrar, una vez mas la importancia de este músico que se ha ganado con todo derecho su puesto de director artístico del festival.El cierre del dúo llegó con la presencia como invitada de Leny Andrade que hizo maravillosamente “Dindy” y “Estás ahí”. Un trío quedo entonces a cargo de la música. El potente Carl Allen y el brillante Billy Childs fueron el respaldo necesario para la música de Buster Williams. El contrabajista no sorprende por su estilo ni ofrece grandes novedades respecto de lo ya conocido en el jazz, pero son tantas sus ideas improvisatorias y tal su dominio técnico del instrumento que sus solos y su tarea en la base del trío lo transforman en un maestro de la sutileza, del sonido puro, de la belleza tímbrica. El último plato fuerte del festival fue el legendario Benny Golson, que tocó su saxo tenor respaldado por el trío Rosnes, Patitucci y Carrington y confirmó su lugar de privilegio en la historia del jazz. El cierre llegó con ellos y con el agregado de Urcola, Feldman -ambos excelentes en sus solos- Monteiro, D'Rivera y el trompetista uruguayo Daniel Encina. Hicieron una pieza de Golson en la que cada uno tuvo buen espacio para su solo. Así quedó sellado el compromiso para la realización del festival del año próximo que estará caracterizado por la presencia de varios tríos.
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