Por GABRIEL SENANES

El paciente pero constante crecimiento del Festival Internacional de Jazz de Punta del Este, que orienta el gran músico cubano Paquito DRivera, al menos debería dar celos a los honorables habitantes y autoridades de la Ciudad de Buenos Aires. Lo cierto es que mientras Phil Woods, Michael Breker, Benny Golson, Paquito y otros nenes acaban de engalanar el tambo (sic) donde se realiza desde hace cinco años el encuentro esteño, la Reina del Plata no la mira ni por TV. Las vacas chochas, los porteños no. Todas las grandes ciudades del mundo tienen los melómanos que se merecen, y su respectivo y respetable festival de jazz. Buenos Aires no debería ser la excepción. Seguro que la gran comunidad jazzera porteña, sean músicos o seres humanos, dirá presente y dará las gracias.