La Nación, 3 de enero de 2002 | Publicado en edición impresa |
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Se realizará del 10 al 14 del actual Habrá músicos de renombre internacional • Muchos de ellos aceptaron reducir sus cachets y se resignaron a no viajar en primera |
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Es un empresario no convencional: su charla no va hacia temas como las tasas o algún nuevo esquema de inversión. Tampoco es un empresario del espectáculo. Francisco Yobino es una rara avis en este mundo de costos y beneficios: es el organizador del festival de jazz de Punta del Este, que en poco tiempo se convirtió, por la jerarquía de los músicos que asisten, en el más importante de América del Sur. Un logro que hizo prácticamente sin apoyo: sólo el año pasado, la Secretaría de Turismo del Uruguay entendió que encuentros de este tipo favorecen la llegada de visitantes y le otorgó un subsidio anual, que por la cifra tiene más de apoyo moral que financiero. Años atrás el apoyo lo tuvo de parte de dos aerolíneas y de un hotel, el Barceló, que, pese a todo, mantiene su respaldo. Desde antes, este argentino -tambero de profesión y amante consecuente del mejor jazz- conoce de luchas, ya que debió imponer en una zona vacuna la cría de cabras para la producción de quesos y dulces. Hoy, la crisis ataca todos los sectores, pero su establecimiento trabaja y, además, se ha convertido con su política de tranqueras abiertas en uno de los puntos más visitados de la región por los turistas. No hay escuela ni colegio de la zona que no pase al menos un día por el tambo: no se cobra entrada para conocerlo. Yobino está en Buenos Aires para difundir la realización del VII Festival Internacional de Jazz de Punta del Este, del 10 al 14 del actual. "Fue difícil. Este año me llevó más trabajo que el primero", comenta. El no bajar los brazos es el sello de este empresario. "No voy aceptar que seis años de trabajo se pierdan. El festival necesita continuidad", agrega, antes de hablar de la calidad de los músicos que este año llegarán a Uruguay. Los amantes del jazz que concurran a la muestra podrán escuchar a una leyenda viviente como el armoniquista Toots Thielemans, del que Quincy Jones dijo: "Es uno de los grandes músicos de todos los tiempos". También estará el genial saxofonista Joe Lovano, considerado el mejor músico de jazz de 2001; uno de los mejores pianistas del jazz actual, el andaluz Chano Domínguez; el guitarrista Russell Malone; el saxo tenor Donald Harrison, otro músico interesantísimo descubierto por Art Blakey; el pianista Benny Green, y la nueva gran voz brasileña, Rosa Passos. -¿Se pudo sortear la crisis sin bajar la jerarquía? -El nivel de la muestra es central; de nada vale que hagamos un esfuerzo para realizar un festival que no esté a la altura de los encuentros anteriores. Este año vendrán menos músicos, pero los que llegarán son de primera línea. También habrá músicos argentinos como Ricardo Cavalli, Adrián Iaies, Horacio Fumero, Oscar Giunta (h.) y una big band de Santa Fe. -Entiendo que los músicos también hicieron su esfuerzo. -Sí, es loable, pues resignaron parte de sus cachets y algunos otros temas, como aceptar el viaje en clase turista y no en ejecutiva... Yobino cuenta que en el circuito jazzístico, el festival del tambo , como se lo conoce, es un lugar deseado por los músicos. "El buen trato y el lugar, que es realmente especial, los atrae", agrega. -¿Cómo anda de apoyos económicos? -Está prometido un subsidio de 10.000 dólares por parte de Turismo, pero todavía no llegó; un hotel nos dio cierta disponibilidad, pero los apoyos en pasajes de United y Pluna-Varig se cayeron. -¿Qué sucede: insensibilidad, incomprensión? -Ya no lo sé; creo que Punta del Este vive del turismo y el festival lo propicia; es un beneficio para todos, para los hoteles, los restaurantes, los comercios, pero nadie lo apoya, y ya me cansé de hacer hipótesis. Estoy seguro de que en algún momento el respaldo por parte de las empresas privadas aparecerá, porque este encuentro jerarquiza a la ciudad.By:
César Pradines |
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