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La Nación , 07 de enero de 2001
Punta del Este homenajeó a Gershwin
Grandes figuras del jazz interpretaron los temas más célebres del compositor
El festival recibió una buena noticia: tendrá apoyo oficial del gobierno uruguayo
Tocaron el formidable baterista Roy Haynes, el pianista Danilo Pérez y el clarinetista Paquito D´Rivera

Por César Pradines
Especial para La Nación


PUNTA DEL ESTE.- Una buena noticia para el festival, la cartera de Turismo uruguaya entregó una subvención de 10.000 dólares como parte del programa de apoyo económico que estimule el turismo, tal como lo hace este encuentro de jazz.

Entonces, por el lado de las cuentas, el festival mejoró y, por el de la música, siguió su camino ascendente. Para la segunda noche, el programa hizo hincapié en la variedad. El vibrafonista Dave Samuels junto al ensamble de percusión uruguayo Perceum creó una atmósfera de ilusión para transmitir el mundo de George Gershwin, homenajeado en esta segunda jornada. Luego el centro de la escena fue para el potente y creativo trío del baterista Roy Haynes, con Danilo Pérez en el piano y un inspirado Christian McBride en contrabajo. El cierre fue para el quinteto del clarinetista Paquito D´Rivera junto al flautista Dave Valentin, Samuels y los cantantes Brenda Feliciano y Raúl Midón, quienes llevaron el tributo a su punto culminante con un sentido "Summertime".

La idea de presentar un ensamble de vibráfonos y marimbas junto con una sección rítmica sostenida por el sólido Oscar Stagnaro en el bajo eléctrico y el versátil Antonio Sánchez batería resultó vivificante. Samuels es hoy uno de los instrumentistas de mayor inventiva en el vibrafón, su espíritu imaginativo logró enriquecerse con la relación con Perceum, integrado por Jorge Camariuga , Ricardo Gómez Antonich, Andrés Morón y Marcelo Zanolli. El acompañamiento del trompetista Diego Urcola sumó más calidez a la propuesta. Urcola, radicado en Nueva York, muestra en cada visita al Sur su crecimiento y madurez como intérprete.

74 años vitales

Será el grupo de Haynes el más esperado de la noche. Este músico que tocó con todos los grandes y que lleva sobre sus espaldas los últimos cincuenta años de la historia del jazz, es decir, la mitad de ella, demostró que ni sus 74 años le quitan vitalidad y que su presencia tiene una fuerza que encandila a los auditorios. Su trío también se propuso recordar a Gershwin pero a su manera. Comienzan con "Question and answer", de Metheny, al que Danilo le introdujo una cita de "Summertime" en la frase. A pocos compases nadie recuerda que McBride está debutando con el combo y que se ha producido una química sobre el escenario que se percibe a kilómetros. Haynes muestra que el jazz se hace poco a poco; es uno de los bateristas de mayor nervio y velocidad, acompañante ideal. Aunque su sonoridad esté algo desdibujada a causa de tanto micrófono, este músico da una prueba de que el genio existe. Danilo, con su toque pianístico tumbado, le pone el acento latino a tanto bop. McBride se convierte en el bajista que todos desean. Su sonido pesado pero ágil, su disposición a dialogar con los solistas enriqueció el show. Piano y contrabajo se largan en un frenesí contrapuntístico, atrás el baterista juega con los silencios, envolviendo todo con una variadísima utilización de los platillos.

Danilo ensaya ciertas arquitecturas monkianas mientras mantiene por detrás sus querencias latinas de siempre y una escritura cada vez más elaborada sobre el teclado. McBride en "Bright Mississippi", de Monk concibe los apoyos rítmicos muy abiertos, muestra cierta predilección por inesperadas variaciones rítmicas.

"Nefertiti" es algo así como una obra de arte. Haynes demuestra que el vértigo también es su deporte. De formas rítmicas sencillas pasa a otras de mayor complejidad en tanto el contrabajo y el piano dialogan. El final encuentra al festival saludando de pie tanta buena música, tanta entrega y obliga al combo a revalidar su título. El bis será un tema de Davis tocado de tal manera que uno queda pasmado en su butaca. Si algo le faltaba al show era un expeditivo solo del baterista.

Un niño prodigio

Pausa y luego el ambiente se pone algo más formal. La cantante lírica Brenda Feliciano recorre "Summertime", que terminó siendo el leitmotiv de la noche, imposible de olvidar frente al calor que acompaña el encuentro.

El ensamble que dirigió Paquito sonó con la fuerza de la convicción, aunque propuestas tan distintas seguidas exigen cierto tiempo de acomodación. El interés radicó también en escuchar al niño prodigio, el saxofonista alto Alex Ham, un dominicano de doce años que tocó un melódico solo en "Lady be good", en el cual mostró un sentido de la estructura que le permite improvisar con lógica absoluta y pronunciación perfecta. Pequeño y maduro, este jovencito impresionó por su sonido, natural y parecido al de Benny Carter. El festival ya recorrió una buena parte del camino y evidencia el acierto de la propuesta: jerarquía y variedad. Hoy, cerrará con toda la gloria, pues estarán el trío del gran pianista Kenny Barron, el quinteto de Pablo Ziegler con el inestimable apoyo del genial saxo tenor Joe Lovano y, por último, el recuerdo de Gillespie, con una banda que hará historia. Y todo en una noche.

 

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