La Nación, 20 de enero de 1998 | Publicado en edición impresa |
Por César Pradines |
Una reunión musical que sólo el prestigio de Paquito D´Rivera permite alcanzar tan al sur de EE.UU. Las casi 800 personas que asistieron a la última jornada del festival disfrutaron de una noche con Ron Carter y el grupo de Paquito D´Rivera. El día anterior, Lenny Andrade, cantante carismática, maravilló a la audiencia con un repertorio rico en bossa nova, jazz y boleros. Acompañada por Joao Carlos Coutinho, en piano; Lucio Nascimiento, en bajo, y un sobrio y ajustado Adriano de Oliveira, en batería; la "Divina Lenny", con su voz gruesa y cálida, embelleció este festival, al cual le venía faltando, hasta ese momento, la voz humana. En "The Night in Tunisia" logra el momento de mayor calor musical; su solo a capella deja en silencio al público, que, a pesar de las fría noche, no perdió temperatura. Una despedida que permitió observar la altura de esta cantante. Ultima noche y sube, nuevamente, el Ron Carter Quartet. Se puede decir que su labor fue superior a la de la primera jornada. Carter, con su contrabajo, dirige el grupo, cuyo desempeño es impecable. El pianista, Stephen Scott; el baterista, Lewis Nash, y el percusionista, Steve Kroom, son de la pura realeza jazzera. En ciertos pasajes alcanzan momentos de virtuosismo, en especial el largo solo de Carter y el de Nash, que nuevamente brilla por su justeza y variedad de golpe. El público, de pie, despide a esta leyenda viva del jazz, mientras se prepara el escenario para que suban Paquito D´Rivera y su grupo. Un director en escena Comienzan con el famoso "BeBop" del gran Dizzy Gillespie. El solo del brasileño Roditi consigue el primer aplauso. Su fraseo, tan cercano al estilo de Clifford Brown, lo muestra como una trompeta de sonido vigoroso, con fuego auténtico. Sigue el saxo de Paquito. Estimulante y pleno de riqueza melódica. Frasea y ataca. Su solo muestra a un músico de sobradas ideas a la hora improvisar. En el clásico "Cherokee", el argentino Diego Urcola, radicado en Nueva York, evidenció un alto nivel de improvisación. Más apegado a la escala rápida que al fraseo, su sección solista estuvo cargada de potencia y armonía. Del trío de guitarras, Fareed Haque sobresale por su digitación y una evidente prestancia. Sus influencias clásicas junto a cierta cercanía con el estilo de Pat Metheny hacen de este músico, que el sábado se presenta en el Jazz Club de Buenos Aires, un vanguardista. Cierran con "Birks Works", un final que dejó de manifiesto la riqueza de estos músicos que dieron al festival un toque de singularidad.
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