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Un festival con buena leche
EL JAZZ DEL MUNDO EN PUNTA DEL ESTE

La combinación es curiosa: un tambo cercano a Punta del Este nucleaen estos días parte del mejor jazz del mundo. En las primerasdos noches brillaron especialmente Michael Brecker y Phil Woods.

Por Diego Fischerman

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Joe Lovano es uno de los mejores saxofonistas actuales.
Se presentará en trío, junto a Idris Muhammad y Cameron Brown

Con un nivel técnico impactante, Michael Brecker demostró por qué es uno de los grandes.

Joey Calderazzo, James Genus y Jeff Tain Watts lo secundaron en un set que pareció una aplanadora.

Existe un circuito de festivales de jazz, en Europa y en América. El primero del año (y esta vez el primero del tan meneado milenio) transcurre en Punta del Este. Mejor dicho, en un tambo enclavado en una zona llamada Lapataia. Allí, en la primera edición, hace ya cinco años, había un pequeño tablado cerca de la entrada. Ahora, un excelente escenario, equipado con un sonido impecable, recibió durante las dos primeras noches un homenaje "latino" a Duke Ellington, el grupo formado para el festival por el trompetista argentino Diego Urcola y dos de los peso pesados convocados para la quinta edición, bautizada "Jazz en el tambo 2000": los grupos de los saxofonistas Phil Woods y Michael Brecker. Una multitud, en la que se entremezclaron seguidores del jazz y celebridades (ver recuadro), ovacionó a los músicos, aplaudió después de cada solo y terminó consiguiendo un bis por parte de Brecker, que ya había tocado cerca de una hora y media con un nivel de entrega (e hiperkinesis musical) impactante.

El set de homenaje a Ellington fue encabezado por el saxofonista y clarinetista cubano Paquito D'Rivera quien, además, colabora con Francisco Yobino, el director y fundador del festival. Primero en una zapada con el trío del baterista uruguayo Osvaldo Fatorusso y luego con su grupo (Urcola, Darío Eskenazi en piano, Oscar Stagnaro en bajo y Mark Walker en batería), sumado al saxofonista Oscar Feldman como invitado, D'Rivera exploró el lado más latino de Duke, a través de los temas de Juan Tizol y de algunos experimentos como la superposición de "Caravan" --que ya en su original tenía características politonales-- con el puglesiano "umpa-umpa" de "La Yumba". Al final de la noche se agregó al homenaje la notable cantante brasileña Leny Andrade, quien también anima las cenas en el restaurante ("Jazz Cooking", lo llaman en el festival), todas las noches hasta el próximo sábado 15.

Luego de la entrada en calor propuesta por Urcola (también virada hacia el costado más latino del jazz) llegó, el jueves a la noche, uno de los momentos más esperados. Phil Woods, al frente de su quinteto, no sólo refirmó sus condiciones como solista sino que además mostró la diferencia que implica, aun en un género caracterizado por la improvisación, la existencia de un grupo estable. Hace casi treinta años que el magnífico contrabajista Steve Gilmore --una síntesis entre sutileza, swing y riqueza del sonido-- y el baterista Bill Goodwin tocan junto a Woods. Bill Mays, imaginativo y de gran técnica instrumental, es un digno reemplazante del pianista Hal Galper, y el trompetista Brian Lynch, compositor y arreglador de algunos de los temas, sigue la línea (aunque tal vez con un estilo más explosivo) de Tom Harrell, quien había integrado este quinteto en sus comienzos. "Estrictamente confidencial", de Bud Powell, y la "Balada de Verano", de Benny Carter (donde Woods lució su lirismo y el excepcional manejo de los glissandi de que es capaz), fueron momentos altísimos de la actuación.

Para describir al grupo de Michael Brecker tal vez exista una sola palabra posible: aplanadora. Tanto él en el saxo tenor como Joey Calderazzo en el piano, el contrabajista James Genus y el baterista Jeff Tain Watts desplegaron un nivel de virtuosismo y energía cercanos a lo imposible. Temas propios y de colaboradores habituales del grupo (el fallecido Don Grolnick, Pat Metheny), una versión paralizante de "Round Midnight" de Monk, con un largo preludio a cargo del saxo a capella, fueron el vehículo para una muestra infinita de matices, de modos de ataque, de variedades de timbres. La actuación de Brecker, en realidad, funcionó como la exhibición más perfecta de lo que es hoy el nivel más alto, por lo menos en los aspectos técnicos, del jazz neoyorquino.

Carlitos y los cubanos

Flavio Cianciarulo --bajista de Los Fabulosos Cadillacs--, Luis Brandoni, Bernardo Neustadt y el arquitecto Mariano Arana, intendente de Montevideo, fueron algunos de los que estuvieron en el tambo El Sosiego disfrutando con la quinta edición del festival de jazz de Punta del Este. También, junto a algunos acólitos de su corte (Armando Gostanian, Alberto Kohan), pasó por allí el ex presidente argentino Carlos Menem (que se retiró antes de la actuación de Brecker). El saxofonista Paquito D'Rivera, que hizo de presentador oficial del festival, al anunciar al quinteto de Phil Woods, aprovechó para señalar la presencia del ex funcionario. "En mi país, el presidente fue sólo dos veces al teatro y fue para ver lucha libre", dijo el músico, olvidando algunos detalles para nada menores de la política cultural cubana, como la existencia del ballet de Alicia Alonso o, precisamente, el nivel de una formación musical que D'Rivera pudo aprovechar en su juventud. "Por eso --continuó-- es un honor que aquí esté el ex presidente de los argentinos". Una furiosa silbatina, acompañada por destemplados abucheos, saludó la iniciativa del saxofonista, quien, rápido para salir del paso, replicó: "¿Ven? En mi país esto no se puede hacer".

 

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